26/06/2020
A ojos de todo el mundo
Elvis tuvo más películas, pero los Beatles fueron los que más partido le sacaron a que los grabaran como parte de su día a día. Entre documentales, videos musicales y entrevistas, los melenudos de Liverpool dejaban en evidencia que su poderío sobre el panorama musical era proporcional al número de cámaras que los siguieron a lo largo de su carrera. Su leyenda nunca fue únicamente musical. Los personajes de George, Paul, Ringo y John en pantalla son una pieza fundamental para entender su puesto único en nuestra memoria colectiva.
La digitalización y caída de precio de las cámaras, y su posterior incorporación a los teléfonos móviles, acabaron con aquel privilegio. El acto de grabarse tomó matices expresivos y autobiográficos, tocando y expandiendo todos los tonos y registros que ya se manejaban en el cine, pero a su vez diluyó la importancia individual de cada uno de los videos que se iban acumulando. Mucho se discute su impacto en la cultura, la moral, la libertad de información y la democracia. Quién pensará en los niños y todo eso. Una alternativa de menor valor diagnóstico, pero con una cierta gracia, es intentar ser profetas del destino de tantos millones de horas de metraje.
Un grupo de hermanos descubre un disco duro con más de mil archivos en los que su tío abuelo ríe, grita y se enfurece mientras intenta romper récords jugando videojuegos.
Biógrafos ven horas y horas de clips de bailes caseros de una figura que todavía no sabía lo famosa
que se iba a volver, independientemente de si su renombre se debe a sus habilidades de danza.
En las aulas del colegio, los alumnos se aburren y dejan de prestar atención a los videos de redes sociales que formaron parte de la estrategia geopolítica de su país muchos años atrás
Una viuda tarda días en escoger lo que se reproducirá en bucle en la lápida de su marido. No se decide entre su colección de bromas prácticas y sus mejores interpretaciones en "lip sync".
Se funda una prestigiosa academia de creación de contenido audiovisual y desarrollo de marca personal. Su pensum incluye asignaturas tales como apertura de cajas enviadas por patrocinadores, interpretación de reacciones espontáneas y disculpas por escándalos de naturaleza sexual.
Por fin, el volumen del material ya no es un problema para los historiadores especializados en el siglo XXI. No obstante, una dificultad que va más allá de lo técnico es decidir qué es relevante y qué no. Porque no importa cuánta información y cuántas grabaciones tengamos a mano, seguirá cumpliéndose en el medio digital lo que ya sabemos desde que existe: mientras más haya, menos interesa. Todo se guarda, ¿pero quién lo ve?